—En el templo de Shaolín hay tres clases de hombres: estudiantes,
discípulos y maestros.
El desarrollo de la mente sólo se consigue cuando el cuerpo ha sido
disciplinado. Para lograr esto nuestros antepasados nos enseñaron a imitar a las
criaturas de Dios: de la grulla aprendemos la gracia y aprendemos a dominarnos.
La serpiente nos enseña su flexibilidad y movimientos rítmicos. El águila su
velocidad y paciencia. Del magnífico tigre aprendemos tenacidad y poderío. Y
del dragón, aprendemos cabalgar sobre el viento.
Todas las criaturas insignificantes e importantes forman parte de la
naturaleza. Si nosotros perseveramos, todas pueden enseñarnos sus virtudes.
sólo hay armonía, ya que los elementos de la naturaleza no pueden entrar en
conflicto. Por eso cuando logramos comprender el orden de la naturaleza,
eliminamos el conflicto dentro de nosotros y descubrimos la armonía del cuerpo
y la mente en el movimiento continuo del universo. Comprender un sistema tal
vez nos lleve casi una vida...
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